por Adolfo Coria (NacionGay - Barcelona) Durante los últimos dos siglos, la identidad homosexual se ha constituido gracias a los desplazamientos, las interrupciones y las perversiones de los ejes mecánicos performativos de repetición que producen la identidad heterosexual, revelando el carácter construido y prostético de los sexos.
La filósofa y activista queer Beatriz Preciado ha tardado dos años en publicar en España su obra "Manifiesto contra-sexual" (Editorial Opera Prima), tras haber sido escrita en inglés y editada en Francia en el año 2000, donde fue aclamada de forma unánime por la crítica. El libro "responde en parte a la invisibilidad de lesbianas, transexuales y bisexuales" y también supone un punto de vista del movimiento queer, corriente generada en Estados Unidos durante los años 80. Asimismo, la autora propone en el "Manifiesto..." una nueva sexualidad en clara oposición a los roles impuestos por los designios de la tradición heterosexual, vista como lo "natural" y lo correcto. Beatriz Preciado nació en Burgos (1970) y tras licenciarse cum laude en Filosofía en la Universidad de Comillas, obtuvo un Máster de Filosofía Contemporánea y Teoría de Género en la New School for Social Research de Nueva York, donde estudió con Agnes Heller y Jacques Derrida. En la actualidad realiza el doctorado en Filosofía y Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Princeton y es miembro del grupo Le Zoo de París. Aparte de filósofa y escritora, en la entrevista concedida a Naciongay.com, Beatriz Preciado ha demostrado ser una excelente comunicadora.
N.G.: ¿Cuál es el origen o qué genera el movimiento queer?.
B.P.: Fue una reacción a la política de la identidad enorme y brutal que hubo en EEUU durante los años 80 que en parte estuvo muy bien porque permitió a los homosexuales tener más visibilidad y demandar ciertos derechos civiles. Imitando el movimiento negro surge el feminismo y los sucesos de Stonewall a finales de los 60. Este último es en realidad un movimiento transexual, que junto a las lesbianas más masculinas eran las personas más visibles que comienzan a demandar derechos civiles. Por otro lado, las feministas también pedían sus derechos, pero por entonces eran muy lesbófobas y tránsfobas y excluyeron a lesbianas y transexuales femeninas. En los años 80, las lesbianas estaban fuera de dos movimientos: por un lado del feminista (hecho para la mujer heterosexual) y por otro lado del gay (hecho para chicos de clase media blancos). Las transexuales femeninas no entraban en ninguna parte y también eran excluídas, aunque tenían visibilidad como mujeres no podían pertenecer al colectivo de feministas porque no eran "mujeres naturales". Asimismo, las lesbianas son excluídas por ser excesivamente masculinas. O sea, que dos movimientos que demandan derechos civíles (el feminista y el gay) generan exclusiones. A principios de los 90 surge un grupo de lesbianas chicanas, negras, bisexuales, etc que trabajan en la Universidad de Santa Cruz que en un Congreso, hartas de todo lo que te he comentado, empezaron a decir "nosotras no somos gays (ni feministas), nos identificamos como queer", que realmente es un insulto, en la base es como decir "tortillera" o "maricón". Estas personas retuercen el cuello a esa injuria, se apropian de ella y la toman como identidad precisamente para desmarcarse de un grupo que las ha marginalizado.
N.G.: ¿Cuáles son los puntos básicos del activismo queer)?
B.P.: Digamos que el proceso de evolución de los derechos de los gays es un proceso de integración: demanda de matrimonio, la demanda de la adopción de los hijos, la demanda de derechos civiles en general. El movimiento queer en ese sentido es antinormativo y antiesencialista: por una parte lo que está diciendo es que la identidad, sea la que sea, la homosexual, la heterosexual genera exclusión, siempre. Lo que afirma es que no hay una identidad ni gay ni lesbiana esencial o biológica. No se pueden identificar con una identidad que les ha sido dada y que ha sido producida. Por ejemplo resisten a la identidad gay masculina blanca mayoritaria. Y entonces surgen grupos como nos pasó a nosotros en París.
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N.G.: En este ensayo explicas la aparición de los términos "homosexual" y "heterosexual".
B.P.: Los términos "homosexualidad" y "heterosexualidad" aparecen en torno a 1868. Hasta entonces había prácticas, pero no es lo que hoy llamamos homosexualidad como identidad. En ese año se comienza a definir lo heterosexual como lo normal y lo sano, y la homosexualidad lo desviado. A mi me interesa toda esa especie de negocio de la identidad que aparece entre los siglos XIX y XX y que tiene mucho que ver con el capitalismo y la fuerza del capital para producir sujetos masculinos y femeninos, juntarlos y producir otros sujetos. En esta máquina de reproducción de cuerpos hay ciertos sujetos o casi sujetos abyectos que se quedan fuera de la máquina, que son por una parte homosexuales, pero también por ejemplo los hermafroditas, que ahora los llamamos intersexuales.
N.G.: ¿Qué tomas de esta teoría de la máquina que produce sujetos masculinos y femeninos para la reproducción?.
B.P.: Me interesa cómo funciona esta máquina y cómo se la puede hacer malfuncionar, provocarla rupturas y puntos de fuga. Eso es lo que sucedió en Stonewall, cuando los glbt comienzan a hablar y la identidad hetero entró en una crisis gravísima. En el fondo sería absurdo la naturalidad de esa identidad que tenemos. Esas categorías son producto del sistema, de ese sistema que produce lo normal y lo desviado. Lo que nos dice la medicina tradicional heterosexual es que la hetero es natural y la homosexualidad es un fallo de lo natural, como un accidente. Los colectivos glbt tienen esa especie de retórica de lo natural, diciendo que lo homosexual es natural. No es así porque lo normal hetero tampoco es natural, las dos cosas son artificialmente producidas.
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